jueves, 24 de diciembre de 2015

Columna del 24 diciembre del 2015

La paz social no es deseo navideño del pueblo, sino responsabilidad de un buen gobierno.

Haciendo un "break" en nuestra modalidad navideña, este tundemaquinas decidió aventarse otra columneja antes que finalice este azaroso 2015 y entremos a los terrenos aún más inciertos del 2016.
El problema que vive Tila, ante la indiferencia gubernamental, no es menor ni de dejar de lado. La Tierra del Señor de Tila espera todo menos una blanca navidad. Cientos de familias se encuentran con el Jesús en la boca, no debido a los villancicos de las posadas, sino a la violencia desatada en estos días por los ejidatarios de ese lugar, quienes amenazan con expulsar de sus hogares a los pobladores.
Navidad de angustia y dolor, pero también de frustración porque quien les debería garantizar la paz social, la gobernabilidad y el Estado de derecho, parece dormir en sus laureles, soñando con la ansiada llegada a Chiapas del Papa Francisco I, para revitalizar su imagen con miras al 2018. No pasa nada. Y sí algo pasa, no pasa nada...
Sin embargo, la crisis de Tila ya está generando desplazados, una situación que se pensaba ya superada en Chiapas.

Y es que resulta que la cabecera ese municipio, que anteriormente sus terrenos pertenecían al ejido y luego se convirtió en fundo legal, ahora son reclamados por sus propietarios originales, no obstante que tanto el ayuntamiento como los pobladores tienen documentación legal que acredita la propiedad. Y que además se paga una suma anual a los ejidatarios.
Mis fuentes señalan que son aproximadamente unos 300 ejidatarios (de un total de 800) los que se mantienen en actitud de beligerancia, apoyados por otros dos ejidos. Me dicen que quien le sopla a la candela para avivar el encono, es ni más ni menos que el cura de Tila, un destacado exponente de la llamada teología de la Liberación, detrás de la cual estuvo y está el movimiento zapatista y que en Colombia esa teología se unió incluso a movimientos guerrilleros que apoyaron al Cartel de Cali.
Aunado a ello, el desinterés del subsecretario de gobierno para esa zona, Oscar Sanchez Alpuche, y el del delegado de Tila, Román Mena de la Cruz, por dar atención debida al conflicto, ha permitido que los ejidatarios por varios días vandalizaron las oficinas y edificios públicos, han agredido físicamente a pobladores, y para rematar hirieron gravemente al director de policía municipal, quien se encuentra hospitalizado en Villahermosa, Tabasco.
Si no hay una mesa de atención y diálogo urgente con las partes en conflicto, si no se garantiza el estado de derecho y se hace que la fuerza pública salvaguarde a la ciudadanía de ese municipio, el problema y la violencia van a escalar y puede esperarse una tragedia.
Luego que no salgan con su domingo siete. Las autoridades han tenido el tiempo suficiente para atender el problema y empezar a resolverlo. Si no lo han hecho habrá responsabilidad penal y política para ellos por negligencia y omisión. Al tiempo.
Otro tema, que contrasta con lo anterior, es el gobernador y su gira al Vaticano. El próximo año el Papa visitara algunas entidades del país. Sin embargo, los gobernadores de esos estados no han ido, como el chiapaneco, a ver al Papa con versallesca comitiva, que incluye a su familia más cercana y al arzobispo tuxtleco y dos obispos más.
Manuel Velasco actúa ya, no como un gobernador, sino como un presidente. No es un poco prematuro? Acaso del plato a la boca, no suele caerse la sopa?
Sabía virtud de conocer el tiempo, decía Renato Leduc.

Ayer cumplí un año más de vida y sigo pensando que hay que ser joven hasta morir de viejo. Agradezco a la vida muchas cosas, pero sobretodo el haber tenido la oportunidad de forjarme como un ser libre que siempre ha procurado, con yerros y aciertos, hacer las cosas a mi manera.
Les deseo una feliz navidad, plena de paz y amor, porque de ambas cosas estamos ayunos como sociedad.
Dicen que los niños en extrema pobreza de Chiapas, a los que Santa Claus ignoraba (tal vez porque no siquiera saben escribir) ahora dirigirán sus infantiles misivas a Leonardo Girao con la seguridad de que por lo menos recibirán su cajita de boleros bien pintadita de color verde! Vida tan jija!
Nos leemos a la otra si los excesos navideños lo permiten, abur!!